Para empezar este artículo del blog pondremos una situación ficticia, pero que a buen seguro casi todos hemos experimentado alguna vez: una de las bombillas de nuestra casa lleva un tiempo parpadeando hasta que, de repente, se apaga por completo. No hace falta ser adivino: su periodo de vida útil ha concluido y ha llegado el momento de cambiarla por otra. Ahora bien, ¿qué hago con la bombilla usada? Tirarla en el primer contenedor que encontremos o, directamente, junto al resto de nuestra basura, supondrá un verdadero daño para el medio ambiente, aunque pensemos que por una no ocurre nada. En definitiva, es un error que nunca debemos cometer.
Las razones no son baladí. La mayoría de las bombillas, a excepciones de las LED, contienen mercurio. Incluidas las de bajo consumo. Es decir, si se tiran a la basura, irán a parar al vertedero. Una vez allí, ese mercurio del interior puede llegar a filtrarse en las aguas subterráneas del basurero y derivar en líquidos altamente contaminantes. Estos terminarían provocando la muerte de la vida acuática y afectando hasta a nuestro suministro de agua potable. El fósforo también puede estar presente en algunos tipos de bombillas y hablamos de un material que en grandes cantidades puede ser tóxico.
No solo eso. El espacio para vertederos se está acabando, debido a que la producción de desechos no para de crecer. Como prueba un botón (y un dato que casi asusta): actualmente se generan hasta 60 toneladas de residuos domésticos por segundo a nivel global. En resumen, reducir los residuos en los vertederos será bueno para el planeta.
Los beneficios de reciclar bombillas
Así las cosas, uno de los beneficios más importantes del reciclaje es que las materias primas de las bombillas se pueden recuperar y reutilizar. De este modo, estaremos recuperando parte de la energía que se usó para fabricarlas. Sería casi como un ciclo de vida infinito. Según un estudio, el aluminio, por ejemplo, requiere un 96% menos de energía para fabricarse a partir de latas recicladas que para procesarlo a partir de materias primas. Reciclar solo una botella de vidrio, puede ahorrar energía suficiente para encender una bombilla de 100 vatios durante 4 horas.
Además, hay dos opciones: la primera es reciclar una bombilla que estaría dando a otras una nueva vida; la segunda, tirarlas a un vertedero en el que tardarán en descomponerse y desaparecer más de 1.000 años. A priori, la elección parece fácil.
¿Y si se rompe una bombilla?
Aunque en este caso hablamos de una situación extraordinaria, puede ocurrir. Lo esencial es que si se rompe una bombilla no hay necesidad de asustarse, ya que la cantidad de mercurio que contiene cada una es pequeña (entendamos, por tanto, que en grandes cantidades es nocivo), por lo que es muy poco probable que sea dañino.
Eso sí, se aconseja que para evitar respirar los vapores que puedan desprenderse de la bombilla rota, abrir las ventanas y que entre aire puro y fresco a la estancia donde ha sucedido el incidente. Por otro lado, es recomendable utilizar un papel para recoger con cuidado los pedazos de vidrio más grande y servirse, quizás, de cinta adhesiva para atrapar las partes más pequeñas y posibles motas de polvo. Esto será mejor que aspirar o barrer. Por último, habrá que colocar todos los materiales que hemos recogido en un recipiente o bolsa hermética y bien sellada que más tarde llevaremos al lugar de recolección más cercano para su reciclaje.
Dónde llevo la bombilla para reciclarla
Tal y como hemos comentado, las bombillas no se deben tirar en el contenedor de vidrio. Aprendida la regla 1, vayamos con la número 2: no todas las bombillas se reciclan de la misma forma, tal y como explica Ambilamp, que es la asociación española para el reciclaje de bombillas de bajo consumo, fluorescentes y luminarias.
En este sentido, las bombillas o tubos fluorescentes se pueden recuperar y reciclar por partes. Tienen, por tanto, su propio contenedor para reciclar. La propia asociación cuenta con un buscador para saber dónde depositar estos materiales: hay hasta en ferreterías, tiendas de iluminación y centros comerciales que pueden servirnos para esto. Las bombillas de descarga deben reciclarse en un punto limpio específico, para que las partes puedan ser separadas y el metal, aislarlo. Las bombillas LED no utilizan halógenos, ni mercurio y son, por tanto, menos nocivas para el medio ambiente, pero contaminantes al fin y al cabo. Pueden llevarse a cualquier punto limpio sin problema.
Respecto a esto, un último dato que merece ser comentado. En marzo del año pasado, la Asociación Europea de Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (EUCOLIGHT), del sector de la iluminación, celebró el reciclaje de la bombilla número dos billones en toda Europa. Entre todos, podemos hacer que esta cifra siga creciendo.
Ya reciclé mis bombillas, ahora… ¿Cuál elijo?
A decir verdad, en Cablelamp ya hemos hablado de la importancia de una buena iluminación y de cómo elegir las bombillas adecuadas para el hogar es un tema no menor. Antes de seleccionar los tipos de bombillas que compraremos para iluminar el espacio que estamos decorando, debemos tener muy claro qué tipo de ambiente queremos crear en cada sitio, pues de éste dependerá no solo la cantidad de luz que necesitamos (teniendo en cuenta el nivel de luz natural con el que ya contamos), sino también la temperatura del color de la luz.
Bombillas para el salón o un dormitorio
Las luces cálidas y más tenues sirven para crear un ambiente relajado, más acogedor y más cómodo. Esto puede ser útil a la hora de iluminar un dormitorio, un cuarto de estar o, incluso, salas de espera, etc. Es decir, aquellos espacios dedicados al descanso y que no requieren una alta intensidad lumínica.
Bombillas para el baño o la cocina
Las luces frías y más blancas se utilizan para ambientes más divertidos o lúdicos, donde hay más actividad y se requiere por tanto mayor intensidad lumínica. En el hogar esto puede ser útil para los baños o la cocina, mientras que también será óptima su utilización en terrenos, urbanizaciones, almacenes, trasteros, garajes, etc.